lunes, 16 de mayo de 2011

La economía y la moral argentinas

En la actualidad, y más específicamente en nuestro país resulta extraña la unión en una misma frase de los términos “economía” y “moral”. Podríamos decir que desde nuestra condición como argentinos dicha unión nos parece hasta contradictoria, producto sin duda, de una conciencia que aboga por la irresponsabilidad, la mala toma de decisiones tanto en entes gubernamentales como no gubernamentales, una sociedad caracterizada por el no compromiso frente a cualquier causa, la improvisación, el facilismo, y todo aquello que sin duda es diametralmente opuesto a lo que en teoría conocemos como el “deber ser”.
Partiendo de la definición de “economía” como aquella manera por la cual una sociedad administra sus recursos escasos para distribuirlos en los distintos grupos sociales; Y entendiendo a la “moral” en tanto reglas o normas por las que se rige la conducta de un ser humano en concordancia con la sociedad y consigo mismo. Podríamos sostener que nuestra sociedad posee una economía reflejo de su moralidad, es decir, que la misma no es más que el fruto de una mentalidad y una idiosincrasia distorsionadas, desviadas y en definitiva moralmente relajadas.
Y hablamos de una “sociedad” porque a menudo solemos tildar de manera para nada ingenua a nuestros políticos de turno como los únicos responsables de las inclemencias por las que transita cotidianamente la Argentina. Lo cierto es que esta mirada acotada del problema sólo reduce las posibilidades de abordarlo y en consecuencia de solucionarlo. Debemos reconocer que nuestros políticos, conforman simplemente el grupo de dirigentes que con aparente responsabilidad hemos seleccionado de manera democrática para comandar las riendas de nuestro país. Sin duda es más fácil y más simple pensar que este grupo reducido es el culpable del mal que como diría Sarmiento “aqueja a nuestro país”. No obstante, resulta indispensable replantearnos cuál es la labor que cada uno de nosotros como ciudadanos responsables estamos desempeñando para revertir esta situación agobiante.
Lamentablemente esa pequeña minoría que habla, decide y acciona en nombre de toda nuestra Nación no es más que una muestra de lo que engendra toda la sociedad argentina. Por lo que si tildamos a los políticos de corruptos, nuestra sociedad por ende, lo es también.Nuestros dirigentes son sin duda hijos de su tierra y por lo tanto de los usos y costumbres que la misma profesa.
No pretendemos eximir a los sectores dirigenciales de nuestro país, de la totalidad de la culpa, ya que consideramos que los mismos son quienes tienen la responsabilidad de instalar políticas de Estado en la económico a mediano y largo plazo, que trasciendan el periodo gubernamental de turno y puedan ser continuadas por los gobiernos siguientes.
Sin embargo creemos que la economía de un país debe formarse con la participación de todos los sectores: gubernamentales, políticos y sociales. Para que esto sea posible es necesario que nuestra sociedad contenga una moral elevada desde donde se exija partiendo de lo individual y de allí hacia la concientización de la colectividad.
Es tan inmoral el ladrón que roba a otro como aquel que teniendo la responsabilidad de dirigir la economía de un país no lo haga con la responsabilidad y eficiencia que su estatus le exige.
De esto padecemos los argentinos, no hay políticas públicas, permanentes seguidas por los distintos gobiernos ni tampoco empresarios, sindicatos y ciudadanos “comunes “que se ajusten a las normas existentes en el orden jurídico.
Sin duda, nuestro país debe volver a preguntarse qué es la moral y desde dónde debe abordarse para que de una vez por todas, pueda convertirse en el complemento perfecto de la economía argentina.

2 comentarios:

Adolfo dijo...

Comparto cada una de las afirmaciones hechas por Belén. Creo que nuestra moral está demasiado relajada y que los gobiernos de turno no han sabido instalar políticas de estado a mediano y largo plazo. Desde hace un tiempo a esta parte, los únicos temas en la agenda pública son el casamiento homosexual y el aborto. En medio de esta coyuntura, no es posible construir una patria fundada en Dios, sustentada en la familia y distribuida entre los argentinos, verdaderos dueños del territorio nacional. Felicitaciones Belén y a seguir adelante!

Belén dijo...

Gracias Adolfo, estamos en contacto!